Del mismo modo que empezamos un buen libro, nos mantiene atados a él hasta que se leemos la última página, la pasamos y tenemos que cerrar ese estupendo libro.
Vivimos a golpe de etapas, comenzamos una relación que se termina, estudiamos una carrera universitaria hasta terminarla, empezamos un trabajo que luego terminamos cambiando por otro, oímos una canción que se acaba, o creamos un blog con una motivaciones que cuando va transcurriendo el tiempo van cambiando o se terminan. En los últimos días he vivido el cierre, no sé si temporal o definitivo de varios blogs, lo que, por supuesto, me ha entristecido bastante, porque los vas convirtiendo en parte de tu vida, en referentes. En cambio, y tal y como he comenzado esta entrada, no hay nada definitivo, nuestra naturaleza es vivir ciclos que empiezan y terminan, y el mundo de la blogosfera no es diferente, cuando lo que te llevó a crear tu espacio fuera por escribir, hacer fotos, poner música, contar experiencias o cualquier otra motivación ya no te aporta nada, entonces es momento de dejarlo.
Lo cierto es que toda esta reflexión me ha llevado a plantearme, dada la baja intensidad de mis publicaciones durante todos estos meses, si sería el momento de que yo lo dejara también, pero después de pensarlo... Sé que no, aún no es el momento de que deje el rincón de Argemís huérfano, mi ciclo blogosférico (si se me permite la palabra) no ha concluído, aunque también sé que publicar al mismo ritmo que antes, me es imposible o visitar con la misma frecuencia que hace unos meses. Solamente me encuentro en una parte del ciclo en el que se va más lento.
Las razas no exiten cuando todos somos personas que compartimos un mismo mundo. 
Día de elecciones en España, día para salir de casa un momento acercarse al colegio electoral, coger 3 papeletas (aquí en Andalucía), hacer 3 cruces con un boli en los recuadros que cada uno elija, meter las papeletas en el sobre, presentar el DNI y listo, ver como caen dentro de las urnas tus votos. No parece algo excesivamente complicado, ¿verdad? bien, pues esto que parece tan sencillo y que realizamos con total naturalidad cada 4 años es solamente posible desde hace 30 años. Mis abuelos se pasaron la mayor parte de sus vidas si poder ejercer el derecho al voto y mis padres no han podido hacerlo con 18 años como ocurre ahora, comenzaron a ejercerlo a partir de los 26 y 34 años respectivamente. Por eso, es tan importante ejercer nuestro derecho, sea cual sea la ideología que se tenga y sino simplemente por afinidad política o porque las medidas de este me gustan más que las de este otro o porque no me gusta lo que ha hecho este o este otro político, pero es fundamental salir a votar y a ejercer nuestro derecho, es nuestra arma, no siempre fue así, es más, aún hay muchas personas de muchos lugares del mundo que no pueden hacerlo, aprovechémoslo. 
