miércoles, 18 de abril de 2007

Mi reloj de plata y yo



Hace muchos años, en un cumpleaños mi madre me regaló por un precioso reloj de plata que tanta ilusión me hacía en ese momento. Me entusiasmaba mi nuevo reloj y ni siquiera me lo esperaba, así que tal y como lo recibí me lo coloqué en mi muñeca izquierda con la intención de no volver a quitarmelo nunca más, al menos así pensaba en su día. El caso es que al principio, mi reloj funcionaba perfectamente, pero al cabo de unos días me doy cuenta de que la hora atrasa "no puede ser, el reloj es nuevo. Bueno es posible que tenga la pila puesta desde el escaparate y se esté acabando" le digo a mi madre al ser ella la que fue a comprarlo, que le lleve a cambiar la pila. Pero al llevarlo, la pila está bien y aparentemente no le ocurre nada. De modo que vuelvo a ponerme el reloj, y cuando me doy cuenta, el reloj tiene la hora cambiada; muevo sus agujas para ajustar la hora, aunque al cabo de un rato, de nuevo cambiada: "que raro." Así, vuelvo a comentarle lo que le ocurre al reloj a mi madre y decidimos dejarlo sobre una mesa varios días para obsevar que funciona bien. Pero cuando me lo pongo, siempre ocurre lo mismo, se cambia la hora. Lo volvemos a llevar para arreglar y dicen que está perfectamente. Mi madre decide ponerse el reloj y con ella la hora permanece ajustada. El caso es que después de años, hoy he vuelto a llevar mi reloj de plata y sigue sin funcionar bien conmigo, igual es que no hay química entre nosotros como ocurre con las personas.

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